La detección temprana no solo salva vidas, también transforma historias
Cada mes de octubre, el mundo entero se viste de rosa para recordarnos un mensaje poderoso: el cáncer de mama no distingue edad, género ni condición social, pero sí puede detectarse y tratarse a tiempo.
Esta conmemoración, impulsada desde 1985 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) junto a diversas fundaciones, busca visibilizar el impacto de esta enfermedad, educar sobre la prevención, promover el acceso a diagnósticos oportunos y romper silencios en torno a la salud femenina. Hoy, el lazo rosa es un símbolo de lucha, esperanza y solidaridad, pero también un recordatorio de que la prevención empieza en cada uno de nosotros.
El cáncer de mama es el tipo de cáncer más común en mujeres a nivel mundial y, según la OMS, una de cada doce mujeres lo desarrollará a lo largo de su vida. En Ecuador, esta enfermedad se ha convertido en la primera causa de muerte por cáncer en mujeres. Sin embargo, la buena noticia es que, cuando se detecta en etapas tempranas, las tasas de supervivencia superan el 90%. Detrás de cada número hay rostros, familias y sueños. Comprender esta realidad no busca generar miedo, sino conciencia, porque hablar del tema, prevenir y actuar a tiempo es lo que realmente salva vidas.
Uno de los grandes obstáculos para la prevención son los mitos que giran alrededor del cáncer de mama. Muchas personas creen que solo afecta a mujeres mayores, cuando también puede presentarse en jóvenes e incluso en hombres. Existe la idea de que si no hay antecedentes familiares no hay riesgo, pero la mayoría de los casos no son hereditarios, sino que responden a factores ambientales y de estilo de vida. Otro mito frecuente es que las mamografías son peligrosas por la radiación, cuando en realidad esta es mínima y el beneficio del diagnóstico temprano es incalculable. Y quizá el error más común es pensar que si me siento bien, no necesito revisiones, cuando el cáncer en sus primeras etapas suele ser silencioso, y la única manera de detectarlo a tiempo es con chequeos regulares.
La importancia de las revisiones médicas es innegable. La autoexploración mensual, recomendada desde los 20 años, permite identificar cambios, bultos o alteraciones en la piel o el pezón. A partir de los 40 años, o antes si hay antecedentes familiares, la mamografía anual es la herramienta más efectiva para descubrir tumores antes de que puedan palparse. La ecografía mamaria complementa estos estudios, especialmente en mujeres jóvenes. Las consultas periódicas con el médico son también una oportunidad ideal para resolver dudas, hablar sobre síntomas y diseñar un plan de prevención personalizado.
Prevenir no solo implica chequeos médicos. También se trata de adoptar hábitos de vida saludables que reduzcan el riesgo: mantener una alimentación balanceada y rica en vegetales, realizar al menos 30 minutos de ejercicio diario, evitar el tabaco, reducir el consumo de alcohol, dormir adecuadamente y manejar el estrés. La prevención va más allá de lo individual: significa romper el silencio, conversar con amigas, familiares y colegas, compartir información y crear una cultura de cuidado colectivo.
Las historias de mujeres que lograron detectar a tiempo un bulto o una alteración gracias a un chequeo son testimonio de que un pequeño acto de autocuidado puede cambiar el rumbo de una vida. Cada experiencia de resiliencia nos recuerda que la valentía empieza con una cita médica y la decisión consciente de cuidarse.
Este octubre puede ser un punto de partida. Agenda tu chequeo médico, realiza tu autoexploración y comparte este mensaje con quienes más quieres.
En THB Cidescol creemos firmemente que cuidar tu salud en el presente es la mejor manera de proteger tu futuro, porque tu bienestar es invaluable y merece ser protegido a tiempo.
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